Cuando Se Notan Los Beneficios De La Meditacion

Zulma Reyo hablando en la conferencia anual de TCCHE en

Después de 15 años de ofrecer la combinación de Yin Yoga & Reiki, nos encanta compartir lo que creemos que es la esencia del Yin Yoga & Reiki; cualidades de meditación profunda, beneficios curativos y compasión - en los próximos 3 talleres especiales en directo online.

Cada taller comienza con una introducción, seguida de meditación y conexión con Reiki. Luego José guiará la práctica Yin y Jordi aplicará Reiki a distancia al mismo tiempo. Ambos te animamos a hacer auto-Reiki durante la práctica también; aunque no estés familiarizado con Reiki, Jordi te guiará para que puedas practicar. Terminaremos con una relajación y meditación final.

La meditación puede ser desalentadora. Especialmente cuando piensas que tienes que ser capaz de sentarte durante 30 minutos o más con la mente quieta y el cuerpo sin dolor. Pero esto no es lo que experimenta la mayoría de la gente y no es el objetivo de la meditación.

Como en la meditación sentada no guiada, quieres quedarte quieto en una postura de yin yoga, mientras en silencio observas pasivamente la respiración, las sensaciones del cuerpo y los pensamientos que van y vienen. No reaccionar ni identificarse con lo que surja. Pero en lugar de 30 minutos de meditación sentada, se permanece de 5 a 10 minutos en la postura. Este periodo más corto es una gran preparación para que el cuerpo y la mente se acostumbren a permanecer sentados y no reaccionar, sólo observar. Además, cuando se combina con Reiki, la sensación de la energía fluyendo hace que tu mente se calme y se relaje y te induce a un estado de presencia y meditación.

Música relajante al son de la lluvia Meditación de concentración

En diciembre de 2019, hace exactamente un año, me tomé una tarde libre para pensar en el año que estaba a punto de terminar. Con un gran sentimiento de orgullo, me di cuenta de que había cumplido tres ambiciosas resoluciones que me había propuesto doce meses antes:

Avance rápido hasta diciembre de 2020, y me encuentro en el mismo lugar -una cafetería Juan Valdez, cerca de la casa de mi familia- haciendo el mismo ejercicio de introspección. Esta vez, sin embargo, estoy decepcionado porque sé muy bien que hay un abismo entre mis propósitos de Año Nuevo y lo que logré cumplir.

Para empezar, puede que 2020 no haya sido el mejor año para comprometerse con objetivos muy ambiciosos. Probablemente deberíamos tratar este año como uno de esos torneos de fútbol de la liga infantil, en los que te dan una medalla sólo por presentarte. Llegar al 31 de diciembre tiene su mérito, y no hay razón para estropearlo con recriminaciones por lo que no se ha hecho.

Aun así, sería bastante mediocre no pararse ni un momento a analizar por qué el progreso de un año se detuvo, o incluso se invirtió, en el siguiente. La respuesta seguramente se encuentra en las páginas de los miles de libros que se deben haber escrito sobre el tema de alcanzar objetivos, hacer frente a la procrastinación y crear hábitos. En particular, puedo imaginar dos diagnósticos opuestos que podrían hacer dos de las figuras más queridas de la comunidad de autoayuda:

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Preocuparse por el futuro es inevitable y en algún momento puede ser beneficioso, porque nos permite planificar y tomar medidas sobre lo que nos ayudará a conseguir nuestro objetivo. Sin embargo, como estamos viviendo en una situación de tanta incertidumbre, donde los cambios y retos nos han tomado por sorpresa, estas preocupaciones naturalmente se han hecho más grandes, por lo que en lugar de ayudarnos, han provocado que muchos de nosotros nos sintamos estresados, frustrados y ansiosos. Debido a esto, necesitamos darnos espacio y un momento de pausa para desconectar de lo que ocurre en el mundo y en nuestros hogares. Para ello, la meditación puede ser nuestra mejor opción, ya que nos permite mantener la calma, conectar con el presente y con nosotros mismos en lugar de centrarnos en lo que podría haber sido mejor ayer, en lo que tenemos que hacer durante el día o en lo que ocurrirá o no mañana.

En contra de la creencia popular, meditar no significa "dejar la mente en blanco" o dejar de pensar, o que automáticamente dejaremos de lado lo que nos preocupa y que nuestra atención se dirigirá plenamente a nuestra respiración. Del mismo modo, no significa rechazar o suprimir nuestros pensamientos, sino intentar prestar atención intencionadamente al momento presente sin juzgarnos.

Sonidos puros que atraen energía positiva | Despierta tu mente

La meditación es una herramienta fantástica para controlar la ansiedad y el estrés, superar las emociones negativas y convertirse en una persona más centrada y productiva. Las investigaciones han demostrado que la meditación mejora la atención, la memoria, la concentración y la creatividad, además de aliviar el estrés y la ansiedad. Sin embargo, muchas personas que empiezan a practicar la meditación de atención plena esperan sentirse mágicamente curados de cualquier problema en tan sólo unas semanas. Lamentablemente, no es así.

Aunque puede ser muy útil a largo plazo, meditar cinco minutos al día durante una o dos semanas no va a ayudarte a aliviar inmediatamente todos los síntomas de ansiedad o depresión. Entrar con ese tipo de expectativas elevadas es exponerse al fracaso. En general, la mayoría de los profesores de meditación coinciden en que, aunque algunas personas pueden sentir inmediatamente los efectos positivos de la meditación, suele pasar mucho tiempo antes de que empiecen a aparecer los resultados.

Entonces, ¿cuánto tiempo deben esperar los meditadores antes de que las sesiones empiecen a ser más fáciles y las habilidades que están aprendiendo empiecen a introducirse en su vida diaria? Y lo que es más importante, ¿cómo puedes saber si estás progresando en tu camino hacia la meditación? En este artículo, abordaremos la cuestión de cuánto tiempo se necesita para que la meditación empiece a dar sus frutos.